Despedidas
La localidad se suma a los municipios con normas contra el descontrol de fiestas de solteros previas a la boda
En Tarifa (Cádiz) están hartos de tocados explícitos, disfraces imposibles, megáfonos, alcohol sin medida y hasta bandas de música. Esos son algunos de los medios empleados por las despedidas de soltero que han llevado a la localidad gaditana a decir basta. Su Ayuntamiento es el último en sumarse al control de este tipo de eventos que, en los últimos años, han proliferado sin medida. Pero no es la única ciudad que ha decidido poner coto a esta forma de turismo salvaje. Madrid, Salamanca, Logroño, Mojácar (Almería), Granada o Conil (Cádiz) ya han ideado distintas medidas para unos eventos difíciles de frenar.
De momento en Tarifa se muestran decididos a ser “contundentes” en la aplicación de las ordenanzas municipales y de la legislación de orden público para intentar disuadir a novios descontrolados. “No estamos en contra de las despedidas de soltero en general, las que molestan son las incívicas”, aclara Francisco Ruiz, alcalde de la localidad. El regidor socialista habla de “gritos, actitudes y disfraces indecorosos” que cada vez se han hecho más comunes en la ciudad. “Este tipo de actitudes proyectan una mala imagen de la localidad e interfiere en la vida diaria de los tarifeños”, añade el alcalde.
Máximo Portolotti, dueño del hostel Pink House Tarifa, va más allá al considerar que “son una payasada que se puede evitar porque ni son bonitas, ni dejan dinero ni dan nada bueno del pueblo”. La intención del Ayuntamiento es emplear a fondo a la policía local para que aplique con mano dura las ordenanzas municipales de protección del medio ambiente acústico y de convivencia. La primera prohíbe los sonidos superiores a los 70 decibelios durante el día. Y después de las 23.00, todo tipo de ruidos. Con ello, controlarán “los gritos y el uso de megáfonos, habituales en estos grupos”, según el alcalde. Con la ordenanza de convivencia pretenden controlar “disfraces indecorosos u ofensivos”. Por ello, Ruiz ya avanza que van “a afinar más” la norma para que quede clara la prohibición.
Si deciden cambiar la ordenanza, se sumarán a una medida que ya tomó Mojácar cuando prohibió “diademas de penes” o mostrar públicamente “actitudes indecorosas con muñecas hinchables”. De hecho, uno de los problemas más comunes que se encuentran los consistorios es la dificultad de regular este tipo de fiestas. “No tienen una clasificación específica como tal, por tanto no se pueden prohibir”, reconoce Ruiz. En su lugar, tan solo queda endurecer el control o puntos de las normas municipales
506 Comments
Leave your reply.